El blog de Llaca

La felicidad no es algo que se encuentra de modo casual. Cuando nos decidimos a ir por la vida con los ojos bien abiertos, nos damos cuenta de que estamos rodeados de pequeñas cosas que no habíamos percibido hasta el momento.

De niños tenemos la sensibilidad muy desarrollada y disfrutamos muchísimo observándolo todo, escuchando, tocando, oliendo, moviéndonos. Desgraciadamente, poco a poco, a medida que vamos conociendo mejor el mundo, solemos acostumbrarnos a él y lo dejamos no solo de mirar, sino de admirar, algo que nos puede acarrear mucha infelicidad. Por suerte, prestar atención, “apreciar”, es una capacidad que se puede recuperar.

 

Nos empeñamos en quimeras imposibles. Olvidamos que la reunión de todos los momentos presentes constituye, al fin y al cabo, nuestra vida en términos globales. Quizá por eso España ocupa el puesto 36 en el ranking de naciones más felices, según el informe Mundial de la Felicidad, y países como Dinamarca, Finlandia o Noruega se sitúan en las primeras posiciones.

 

En ellos se ha establecido un culto a los detalles, al ambiente, a los recuerdos y a los lazos que supone toda una filosofía, “EL HYGGE”, un término ligado al bienestar. Que , en realidad, tiene mucho que ver con el sentido común o con pararse a escuchar las verdaderas necesidades humanas y que se centran en buscar la felicidad en pequeños detalles.

“No olvides el aquí y ahora”, es una de las premisas básicas del Hygge y probablemente la fundamental. Debes saborear el momento presente. Por suerte, esta filosofía va muy unida a la humildad, la modestia y la calidad.

 

Para intentar encontrar este equilibrio puedes ayudarte de esta serie de premisas:

Busca siempre sentirte a gusto. Una buena manera es encontrar un lugar donde te sientas cómodo. Los elementos decorativos pueden ayudar a crear un atmósfera muy especial.

Piensa qué necesitas. Quizá sea algo sencillo, de hecho el Hygge consiste en ser amable con uno mismo, dándote un capricho y otorgando a los demás y a ti mismo un descanso de las exigencias de la vida.

Despreocúpate. Actúa siempre de manera natural, tal y como eres.

Rodéate de gente, el mejor indicador de si somos felices o no son nuestras relaciones sociales. El tiempo compartido con los demás crea un ambiente cálido, relajado, agradable, centrado, cercano, confortable, cómodo y acogedor. En muchos sentidos es como un buen abrazo.

 

Y sobre todo SONRIE, “la sonrisa es el espejo de la felicidad”. Existe una gran relación entre la satisfacción, la felicidad y la confianza que aporta la sonrisa. Está demostrado que al relacionarnos con otras personas lo primero en lo que nos fijamos es en los ojos, la mirada, la boca y la sonrisa.

 

Cuando nos sentimos alegres, nuestro radar se sintoniza con lo positivo y encontramos el lado amable de cada situación y persona casi sin esfuerzo. Nos tomamos todo con más filosofía y tendemos a recordar acontecimientos agradables.

En definitiva, obligarse a sonreír puede ser una buena forma de inducir estados de ánimo positivos en nuestro organismo. Nos predispone a ser más amables, tolerante y optimistas. Una risa en el momento adecuado puede suavizar mucho la tensión. Quien toma la sonrisa como un habito encuentra fácilmente motivos que la justifiquen.

Quien sabe reírse de las circunstancias y de si mismo gozará de una mayor autoestima.

Para encontrar el lado positivo de tus recuerdos y de tú día a día debes comenzar por mostrar una sonrisa. Cuando alguien nos sonríe, nuestra mente recibe el mensaje de que nos encontramos en un entorno seguro y no hay necesidad de estar a la defensiva.

Además, por efecto de las neuronas espejo, tendemos a imitar la conducta de quien tenemos en frente. De este modo la sonrisa es devuelta generándose un clima agradable entre los dos individuos. Un gesto tan sencillo como sonreír a tú vecino por la mañana, al conductor del autobús, a tus compañeros de trabajo… puede mejorar nuestro ánimo y el de la otra persona.

 

La felicidad no es un estado PERMANENTE por lo que es importante valorar LA CALMA, esa serenidad que nos permite estar bien con nosotros mismos y con los nuestros. Tú familia, amigos, las personas y situaciones positivas son claves fundamentales para llegar a alcanzarla.

Las personas tenemos aspiraciones, necesidades básicas como el amor, la superación, la satisfacción personal, el bienestar cotidiano, la tranquilidad, el equilibrio emocional, el alcanzar un sueño, el sentirnos realizado. No consiste simplemente en estar bien, sino en estar haciendo algo que te llene, partiendo de ciertas aspiraciones que nos surjan en cada momento de nuestra vida.

En Llaca, intentamos seguir esta filosofía día a día, aportamos y creamos sonrisas con la única finalidad de conseguir el mejor ambiente posible y hacer que todos nuestros pacientes disfruten de esta experiencia inolvidable. Queremos haceros participes del tratamiento y que os sintáis en un ambiente familiar, cargado de positivismo y merecedor de un buen recuerdo.

 

Gracias a ello conseguimos que nos transmitáis ese cariño que recibimos de todo nuestros pacientes… y eso es lo que nos hace diferentes.

SONRIE Y SE FELIZ